La tasa de natalidad de una nación es perjudicial para su crecimiento. Esto funciona de diferentes maneras para diferentes naciones, y depende de la población ‘joven’ o ‘trabajadora’ del país. Aquí, la población “trabajadora” significa una población de entre 15 y 60 años. Para las naciones que no dependen del turismo, tener una población “trabajadora” baja es una preocupación, ya que tienen que importar mano de obra que incurra en costos adicionales e investigar e invertir más en automatización. La caída en la tasa de natalidad también puede llevar a un desequilibrio de género en algunos países, lo que conduciría a una mayor caída en el mismo. Los países con altas tasas de natalidad tendrían una gran fuerza laboral que utilizar, lo que podría ser fundamental para el crecimiento de una nación.
Sin embargo, las estadísticas señalan que los países con la tasa de natalidad más baja son países que tienen una economía estable, un crecimiento constante del PIB y están desarrollados. Por ejemplo, Mónaco tiene la tasa de natalidad más baja del mundo, pero no obstaculiza su crecimiento, ni su economía, ya que depende completamente del turismo. Tenemos a Japón que tiene la tercera tasa de natalidad más baja del mundo y les preocupa, ya que tienen menos población “trabajadora” y cada vez más baja tasa de fertilidad. Tales países están en una amenaza de perder su población y son susceptibles de perder su existencia en los próximos 30 años. Ahora, los países con las tasas de natalidad más altas son de África y esos países están luchando por un gobierno estable. En estos países, la población de edad es insignificante, lo que significa que estos países no tienen la experiencia de la población de más edad para aprender. Es por eso que se les llama “naciones jóvenes”.
Como puede ver, las tasas de natalidad decrecientes se experimentan principalmente en países desarrollados y podrían causar muchos problemas en el futuro.