En general, no tengo miedo ni me molesta lo que otros piensan de mí (negativamente), porque me da más información sobre su motivación, qué información usan, su calidad de razonamiento y juicio que lo que dice algo valioso sobre mí. Por supuesto, soy consciente de mis rasgos negativos, y si se trata de ellos, ya lo sabía. Cuando deseo recibir comentarios de alguien con un conocimiento sustancial de mí, no temo escuchar nada.
Pero hipotéticamente, podría temer que los demás piensen en mí cualquier cosa no identificable además de lo que me gustaría transmitir cuando su impresión afecte de inmediato a mi objetivo, como una entrevista.