Inicialmente, nos sentiremos elevados. Nuestra área de personalidad se ampliará. Con la diplomacia en nuestras mentes, seremos más formales, discretos y reflexivos. Nuestro tiempo de reacción aumentará y utilizaremos una mayor parte del diccionario con un vocabulario mejor y más amplio. Nuestros niveles de interacción aumentarán y se volverán dependientes del tiempo, del día y de la situación.
Nuestra primera y más importante pregunta acerca de la persona frente a nosotros sería “cuál es el nivel de esta persona”. Seríamos más críticos en saber cuál es su requisito. Si el propósito no es evidente, podemos despistarlo educadamente. Nos comportaríamos como si nuestro tiempo fuera muy importante. Mostraríamos más madurez y pareceríamos más formales. Nuestro sentido de categorizar a las personas mejoraría y nuestro trato con ellos se inclinaría hacia salvaguardar nuestros intereses primero. Luego veremos si podemos hacer algo por la persona o si lo remitiríamos a alguien de acuerdo con lo que pretendemos; realmente queremos ayudar o atrapar en un ‘bucle’,
¡ALGO BUENO PODRÍA LEVANTARSE ACCIDENTALMENTE Y PODEMOS SER FELICES DE RECLAMAR QUE HEMOS HECHO ESO!
Gracias Stephen por pedirme que forme parte de la lista de respuestas.
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