Me preguntaba por lo mismo hace unos meses, cuando una moneda particular de ₹ 10 no sería aceptada por nadie a quien se la di. Y me sorprendió su rechazo estricto por parte de la gente y la mirada que me dieron cuando intenté darles esa moneda de 10 libras.
Pero entonces un día se resolvió el misterio.
Mientras regresaba a casa de mi universidad en una tarde soleada, sentía sed y no tenía agua para calmarla. Por cierto, incluso había gastado todo el dinero que tenía en mi billetera (excepto, obviamente, esta moneda en particular). En ese momento vi a un vendedor de helados cerca de mi parada de autobús y pensé que él podría aceptarlo o rechazarlo, pero no tengo otra opción que intentarlo. Y decidí que si él lo aceptaba bien y bien, y si no lo hacía, soportaría el dolor de mi garganta seca.
Luego, por curiosidad, me acerqué a él y le pedí una paleta de ₹ 10. Me lo entregó y, simultáneamente, tomó esa moneda de 10 € de mi mano. Me sentí feliz y segura de que finalmente alguien tomó la moneda y además iba a saciar mi sed con ese delicioso helado de palomitas de mango y frambuesa.
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Pero luego, en casi un mini segundo de mi euforia, escucho su voz pidiéndome que cambie la moneda y me siento confundido y (inconscientemente) decepcionado nuevamente. Lo miré con una expresión facial en blanco y puro, mientras él lucía la misma mirada con la que me había familiarizado.
Sabía que la alarma se había puesto en marcha. Y sabía que no tenía otro centavo para darle. Por una vez decidí discutir y convencerlo, pero luego me sentí avergonzado de siquiera pensar en hacer algo así. Y sin perder más tiempo, volví a colocar el paquete de helado en su carrito y le dije que no tenía dinero conmigo, excepto esta moneda. A esto él me sonrió y dijo: “señora yeh coin kisi kam ka nahi hai. Yeh nakli hai “.
Me sorprendió y le pedí que me explicara. Y luego me mostró otra moneda con la misma dimensión y marcas, pero ligeramente diferente a la que tenía. Luego me dijo que la que tenía era una moneda falsa o decomisada.
Bueno, en este momento ya había olvidado mi sed y vergüenza, de repente me sentí enfurecida y le expresé mi agradecimiento por hacerme consciente de ello.
Sé que es un incidente común, pero que nunca olvidaré porque me hizo sentir orgulloso de gente como ese proveedor que estaba haciendo que la gente se diera cuenta, en lugar de preocuparse por su propio negocio. Me sentí feliz por su sabiduría.
Espero que tengas tu respuesta.