La mejor manera de hacerlo es reconocer las diferencias y valorar sus aportaciones. La inclusión y la incorporación son el remedio para la mayoría de las situaciones competitivas en que se encuentran los humanos en grupos. Doblemente, al tratar de alcanzar un objetivo singular.
Llegar a aquellos que perciben que el grupo es una competencia es primordial durante el inicio de cualquier proceso de colaboración.
Si las ideas aportadas por esas partes “competitivas” se consideran contrarias a la dirección que decide el grupo, se debe explicar en detalle por qué no funcionaría o no su forma de hacerlo, etc. y la oportunidad de ofrecer una solución alternativa debería ser dado y tomado en serio
Si se considera que es útil, el grupo debe analizarlo para aumentar el “plan” para incorporarlo. En caso de encontrarse deficiente, el proceso debe repetirse.
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La escucha activa y la consideración sin prejuicios son igualmente importantes entre todos en el grupo en todo momento.
Una vez que todos sienten que su opinión se considera tan apreciada e importante como todos los demás, entonces se puede alcanzar y mantener una participación verdadera, de colaboración y contribución sin fricciones sociales entre las partes.
Espero que esto ayude.