Mi mentira más convincente es lo que me digo todos los días cuando me levanto. Me digo a mí mismo que vale la pena levantarse. Me digo a mí mismo que no importa cuán grandes sean mis problemas, todos se resolverán algún día. Me digo a mí mismo que cualquier cosa que desee, la recibiré todo un día. Hasta ahora la mentira está funcionando bastante bien.
Debo agregar que llamo mentira a todas estas cosas porque no hay forma de saber con seguridad si mis problemas se resolverán y los deseos se cumplirán.
De hecho, la esperanza es una mentira que todos nos decimos todos los días. Y esta mentira es lo que nos mantiene vivos.