Es la tendencia humana normal a permanecer en la “zona segura” y llevar nuestra vida sin problemas.
Principalmente nuestros esfuerzos por tomar riesgos están relacionados con trabajos o negocios, y eso también por un tiempo limitado. Por ejemplo, al comienzo de nuestra carrera, generalmente asumimos mayores riesgos para una mejor compensación o posición. A medida que pasa el tiempo, esta inclinación disminuye gradualmente debido a diversos factores internos y externos. Los factores internos pueden ser sentirse seguros o contentos (no necesariamente “felices”) con el perfil del trabajo y el salario. Los factores externos suelen tener mayores responsabilidades hacia los padres, cónyuge e hijos. En estas situaciones, muy pocos recorren el camino desconocido, ya que parece tan bueno como jugar con fuego. Es por eso que los grandes líderes hablan de tomar “riesgos calculados” considerando nuestras fortalezas y debilidades.
La mayoría de las personas que se arriesgan son las que tienen más confianza en sus propias capacidades y se sienten seguros de asumir los nervios que pueden causar los cambios.
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