Mi padre me lo explicó así: “la cortesía es el lubricante social entre los extraños”.
Entre amigos, la cortesía y los modales pueden no ser necesarios, ya que son conscientes de las propensiones y sensibilidades individuales de los demás. Sin embargo, este no es el caso cuando se interactúa con extraños. Por lo tanto, los modales son un conjunto básico de protocolos de interacción entre los miembros de una civilización común, para evitar la posibilidad de ofender a un extraño cuya sensibilidad particular es desconocida y transmitir su buena fe.