Es completamente subjetivo y depende completamente de la socialización, la educación, las experiencias vividas, los vínculos intergeneracionales en la familia y el desarrollo emocional del niño.
Como gerontólogo, sugeriría que estos niños deberían ser sensibilizados con respecto a los cambios emocionales y físicos en una persona mayor junto con sus logros y necesidades. Esto no solo ayudará al niño a empatizar con las personas mayores, sino que también lo ayudará a aceptar el envejecimiento como parte de la vida y luego se adaptará bien a su proceso de envejecimiento como adulto.