Las personas están llenas de deseos que incluyen el deseo de ser distinto de lo que uno es. Un cierto tipo y tipo de deseo es normal y está bien, pero las personas, conscientes de sus muchas faltas, lo hacen en exceso.
Las personas carecen de una perspectiva equilibrada con respecto a las cosas relativas y absolutas. La perspectiva relativa, al ser muy consciente de las diferencias y el tiempo, crea tensión y falta de aceptación de las cosas tal como son. En la perspectiva absoluta está contenida la paciencia, el sentido de la intemporalidad y la comprensión de que, en la plenitud del tiempo, todo estará bien y que el triunfo del bien es inevitable.
El énfasis excesivo en lo relativo o lo absoluto produce diferentes patologías, pero la salud debe estar en equilibrio. Si vivimos demasiado en la urgencia del momento en que fracasamos, sin embargo, si estamos divorciados del trabajo práctico y la responsabilidad en el tiempo también fallamos. Así que parece que debemos coordinar el cielo y la tierra, lo trascendental y lo práctico, tal vez entonces, para alcanzar un medio dorado, para actuar correctamente en el mundo mientras está en continuidad con el infinito.
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