¿De qué manera la apertura de la puerta para alguien se ha vuelto tan central para la cortesía?

El origen de mantener la puerta para alguien tiene muy poco que ver con el motivo por el que seguimos observando la costumbre. Primero fue practicado en sociedades europeas refinadas y luego traído a América. Si piensas en cómo se visten las mujeres ricas

1600–1900, se puede ver que en realidad era necesario que se les abrieran las puertas, así como las sillas que se sacaban y empujaban, y que ayudaban a entrar y salir de los vagones. Estaban vestidos de pies a cabeza con pelucas, sombreros, corsés, aros y crinolinas. Fue difícil moverse en absoluto, y prácticamente imposible alcanzar una perilla o agarrar el asiento debajo de usted.

Por qué ha perseverado como una expresión de caballería puede explicarse por hábitos y valores heredados. La persona disponible para abrir la puerta era inevitablemente un hombre. Es posible que lo hayamos mantenido porque necesitamos todo el buen karma que podamos obtener. Seguramente es un gesto multivalente. Es una expresión de cariño y generosidad que, hoy, trasciende el género y la posición social. Piensa en cómo te sientes cuando alguien te abre la puerta en Target frente a cuándo te lo dejan callar en la cara.

Entrar y salir de un edificio es algo que todos hacemos. ¿Cuántas otras formas existen para demostrar la generosidad y el cuidado hacia los demás en la vida diaria? No conocemos a las otras personas que entran al edificio la mayor parte del tiempo. Son extraños, pero este único gesto nos conecta de manera positiva. Sostener la puerta ilustra que uno es consciente de los demás. Es un gesto que hace que las personas se sientan relajadas y seguras. Aunque las razones originales para mantener la puerta para las personas ya no son relevantes, hay muchas buenas razones para seguir haciéndolo.