La expectativa se origina en el sentimiento de merecimiento.
El merecimiento se origina en el deseo de un efecto de una causa desde un punto de vista limitado del individuo.
El mundo es una combinación de millones y miles de millones de fuerzas que interactúan. Cada uno de nosotros, aunque es una parte importante e integral del conjunto, tiene un impacto demasiado pequeño en el sistema. Sin embargo, para el individuo, el mundo existe (y se vuelve demasiado importante) porque uno existe (es decir, la Conciencia Individualizada).
Desvincularse con el Autoconcepto (el acto de la Mente para mantener un registro de su propio Estado y Comportamiento, a menudo llamamos como ego o atributos personales) y considerar los acontecimientos como un testigo puro (y no como el autor) puede ayudarlo a esperar menos. Solo de personas pero también del sistema. Una vez que llega su aceptación, todo sesgo que se origina desde un punto de vista limitado (con el yo como pivote) se desvanece. En este punto, surge la claridad sobre el mundo y la verdadera naturaleza de la Conciencia.