En primer lugar, depende de la forma en que intenta expresar sus sugerencias y, en segundo lugar, de la persona a la que le está dando y, por último, de la persona que da el consejo.
La forma de expresar:
- Consideremos una situación en la que cuando tratas de decirle a la persona de una manera muy humilde y agradable, hay más posibilidades de que tus palabras realmente tengan sentido para la persona.
- Ahora, en una situación similar, si intenta educar a la persona de una manera fuerte, aunque puede que no le esté diciendo nada malo a su amigo, hay posibilidades de que sientan que está elevando su voz innecesariamente y que pueden sentirse ofendidos.
- La situación de la persona también debe ser tenida en cuenta por el asesor.
La mente del receptor:
- No todos están dispuestos a aceptar sugerencias. A algunas personas no les gusta que se les den sugerencias en absoluto, mientras que otras siempre las necesitan. Hay otro grupo al que le gusta recibir sugerencias solo cuando se las pide.
Persona que da el consejo:
- Cómo hacer lo que quiera, y no limitarme.
- ¿Por qué los noruegos son tan fríos e inaccesibles?
- ¿Alguna vez la gente ve televisión o películas a velocidades más altas (como las personas a veces escuchan audiolibros a velocidades más altas)?
- ¿Por qué las personas enfatizan que son de mente abierta?
- Depresión; ¿Por qué parece que todo / la mayoría está centrado en la persona y no en su entorno?
- A la gente no le gusta recibir sugerencias de nadie y de todos. Entonces, lo primero que debe sugerir es pensar si la persona a la que se lo está dando realmente la necesita o no.
- ¿Qué tan importante es una sugerencia de usted para esa persona?
- ¿Cuánto valor tiene su sugerencia en sí mismo?
Hablar de acuerdo con la persona y la situación es definitivamente una excelente manera de evitar tales situaciones.