¿Debería uno estar celoso de los activos, pasivos, automóviles, casas y patrimonio neto de otra persona?

Permítame responder esto desde mi punto de vista: amo la simplicidad más que nada a pesar de que poseo suficientes recursos para llevar un lujoso estilo de vida;

Sigue los pasos y la guía del amado Profeta (PBUH)

Si pudiéramos entender a fondo, lo que realmente implica la simplicidad, siempre llevaríamos una vida simple y nos disgustarían todas las cosas de la simple pompa y el espectáculo y nunca daríamos importancia a las apariencias externas de las cosas. Cabe señalar que algunas personas hacen un uso incorrecto de la simplicidad al tratar de llevar una vida simple con vistas a ser admiradas por las personas;

Este deseo de parecer simple a los ojos de los demás es en sí mismo una especie de exposición externa bastante contraria a las exigencias de la simplicidad. Este tipo de simplicidad no es la vida simple enseñada por el Islam y es contraria a lo que ha demostrado prácticamente el profeta Muhammad (PBUH) y su Aal (progenie) AS.

Según las enseñanzas del Islam, una vida simple es una, que está libre de todo tipo de elementos de mero espectáculo y formalidad. No se espera que un musulmán gaste su riqueza para exhibir grandeza y riqueza. Sin embargo, debe observarse que el estándar de simplicidad varía de cada persona según el estado individual, la vocación, etc. y, como tal, un estándar común no puede ser fijado para toda la sociedad. El objetivo principal de llevar una vida simple es no gastar en elementos de un simple espectáculo externo.

Para nosotros (los musulmanes) la vida del profeta Muhammad (PBUH) es un patrón ideal de vida simple. Alá le había otorgado plena soberanía y control sobre todos los tesoros del mundo, pero siempre llevaba una vida sencilla y nunca le gustaban las cosas de simple espectáculo. Él tenía una aversión natural a tales cosas. Por ejemplo, él se sentaría en la Tierra o en una estera áspera.

El Santo Profeta comía la comida que le pusieran, y siempre vestía ropa barata y de curso. Mediante esta discusión de la vida simple, una persona no debe concluir que el Islam le enseña a un hombre a abandonar la vida mundana y mantenerse privado de todos los placeres materiales.

De hecho, el Islam no es en absoluto antisocial y nunca apoya la idea de una renuncia completa a la vida material. Por otro lado, el Islam requiere que la vida de un musulmán sea tal que conduzca a una atmósfera social feliz y, por lo tanto, que esté libre de prodigios y extravagancias, ya que la vida lujosa perjudica a la sociedad en su conjunto.

Conclusión: aprenda a reflexionar sobre sus posesiones que Allah siempre ha otorgado, siga donando tanto como pueda dentro de su capacidad para las personas pobres que se mueren de hambre por una comida de una sola sesión, solo será la persona más feliz del mundo y no se moleste buscando a alguien que posee mayor riqueza, te haría sentirte deprimido mientras descarrila la paz y la felicidad en la vida.