Porque todo el mundo ha visto a los propietarios de autos deportivos conducir como gilipollas, adelantarse peligrosamente y, en general, conducir como si tuvieran un deseo de muerte. Si alguien conduce como un idiota con un VW Polo, pensaré “Wow, ese conductor tiene un deseo de morir”. Y me mantendré lejos de ellos. Si sucede lo mismo con el conductor de un automóvil deportivo, pensaré “Wow, ese conductor tiene un deseo de morir, ¡apuesto a que es porque está conduciendo un automóvil deportivo tan poderoso!” Es una especie de ciclo de refuerzo mutuo. Nadie se da cuenta de los conductores de autos deportivos que conducen con amabilidad y cuidado. Todos notamos a los idiotas y transferimos injustamente esa opinión a todos los conductores de autos deportivos.
Dicho esto, conducir un automóvil potente tienta a uno a acelerar para atravesar ese semáforo antes de que se ponga rojo. Intento resistir la tentación con mi Mercedes ML 55 AMG (5.5 litros V8). Es dificil.