Algunas personas saben desde temprana edad cómo se sienten. Otros aprenden a través de la experiencia. Uno no es mejor que el otro.
Sabía, por ejemplo, que podía interesarme sexualmente en las mujeres, desde una edad temprana. No sabía si me gustaría estar en una relación. Así que lo intenté y resulta que la respuesta es sí. Ahora sé. No hay nada de malo en ser curioso.