El miedo es una emoción primordial. Una emoción grabada en nuestra memoria y subconsciente de siglos de evolución. Era una necesidad absoluta para que los humanos ancestrales reaccionaran al estímulo externo por instinto. Sin embargo, esta emoción ha perdido su naturaleza significativa debido al tiempo. Ya no luchamos con monos con cuernos. Pero, todavía experimentamos esta emoción.
El miedo se produce en la amígdala del cerebro, el centro del miedo. Las personas sin una amígdala no inhibirían el miedo. La naturaleza instintiva de esta fuerte emoción es abrumadora. Esto hace que el humano pierda su propósito racional y actúe por impulso. Algunos más bien, son ignorantes.