Hay muchos factores. Sin embargo, hay dos grandes.
La primera es que podemos llegar a ser adictos a la adrenalina. Una vez que nos exponemos a un peligro suficiente, desensibilizamos nuestro cerebro a esta hormona y la única forma de obtener la misma respuesta es aumentar la dosis.
Esto se combina con el daño al sistema de recompensa. El cerebro identifica las recompensas y los placeres de la misma manera y puede fácilmente identificar erróneamente el éxito. En este caso, identifica erróneamente el estrés como éxito.
El segundo es la ampliación de la amígdala. Esto controla la respuesta de lucha / huida, entre otras cosas. Cuando se le somete al miedo, al estrés o al trauma, se expande y se vuelve hiperactivo.
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Esto puede crear un estado de ansiedad permanente. La cura fácil para la ansiedad es borrarla. No necesito enumerar todas las formas en que las personas eliminan el dolor emocional, pero un método popular es el estrés extremo. Que luego amplía la amígdala, lo que crea la necesidad de estrés.
El sistema humano de recompensa es, francamente, peligroso y defectuoso.