Esto suena como un comportamiento de “acaparamiento” en ciernes, y con frecuencia se manifiesta en personas que se ven obligadas a mudarse con frecuencia; que crecieron en condiciones de bajos ingresos o que fueron castigados y recompensados con regalos entregados o recibidos. Otro factor podría ser que usted haya acosado a hermanos mayores o compañeros.
Soy protector de mi propiedad porque crecí pobre, y tuve una madre que no conocería el sentimentalismo si se alzara y leyera su propia definición. Mi madre me regalaba un cachorro y luego se lo regalaba a un amigo, y cuando nos mudamos, mi madre se deshacía de * todo * y empezaba de cero, aunque esto era algo que realmente no podíamos permitirnos. Esta tendencia de protección en mí empeoró porque tenía un compañero de casa a largo plazo y una tía que no tenía ningún respeto por lo que usaban, y usarían una cosa para una muerte temprana por falta de mantenimiento o consideración por su fragilidad. Estas mismas personas nunca podrían molestarse en reemplazar lo que rompieron, gastaron o perdieron.
Aunque no atesoro. Intentaré arreglar algo roto antes de intentar reemplazarlo, pero si no se puede arreglar, lo tiro a la basura. Cuido muy bien mis posesiones y nunca le devuelvo a nadie lo que quiero. Si le doy algo a alguien, me resigno a la idea de que es de ellos mantenerlo. Su comportamiento sugiere una corriente oculta de miedo y obsesión que se convertirá en una fuente de gran dolor para usted si no es abordado por un terapeuta profesional en este momento. La buena noticia es que recibir terapia a su edad actual significa que sus posibilidades de curación total y saludable son exponencialmente mejores que si fuera un adulto de mediana edad. Sin embargo, ya parece que tu miedo te esclaviza y te roba la confianza y se enfoca en otras cosas importantes en tu vida. Pídale a uno de sus padres que lo ayude a conseguir un consejero, y haga un pacto con sus padres por adelantado para permitirle mantener sus sesiones de terapia privadas. A la edad de dieciocho años, puede ir al Departamento de Salud Mental usted mismo y solicitar uno de los estudiantes internos de psicología. Estos consejeros tienden a ser de bajo costo o gratuitos, y deberían ser más que suficientes para ayudarlo. De todas las cosas que posees, tu felicidad es la más preciosa. No dejes que este miedo te posea ni a ti.
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