Dejan de intentar aprender cosas nuevas. Habiendo visto y atravesado, lo que a ellos les parece, gran parte del mundo, comienzan en algún lugar en el camino que no les gusta aprender y probar cosas nuevas. Como resultado, es probable que se vuelvan más cínicos y críticos.
La capacidad de aprender y la capacidad de encontrar alegría en nuevas experiencias es un sello distintivo del niño. Al no seguir enseñando, perdemos eso y es cuando envejecemos.