Porque, en el mundo real, el potencial de ser víctima de juicio y discriminación es mayor que en el mundo virtual.
En el mundo virtual, otras personas, en su mayoría, simplemente ignorarán las publicaciones si las ven, o las rechazarán, para que no las vuelvan a encontrar. Pero en el mundo real, tendrían que sobrevivir a las miradas de muerte, insultos, empujones y golpes.