Una entrevista de trabajo tiene el único propósito de darle la oportunidad de presentar su mejor yo. Una entrevista universitaria es con el único propósito de darle la oportunidad de sobresalir entre el resto de solicitantes.
Una entrevista no es el momento de dejar que todo salga bien.
No están pidiendo una máscara, pero están pidiendo su mejor yo, para tratar de impresionarlos.
Si no están interesados en sentirse impresionados, ¿por qué realizar una entrevista?
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Puede pasar la vida aferrándose a la idea de que ser perezoso es lo suyo, pero para vivir una vida satisfactoria, en algún momento tendrá que decidir convertirse en algo más que un niño encorvado e inquieto con hábitos de comunicación vagos.
Aferrarse a cómo actuamos como niños no es el epítome de “permanecer fieles a nosotros mismos”. Al contrario, es elegir evitar la madurez. Todas las personas reales maduran. Evitar ese crecimiento no es evitar una máscara, es evitar el propio futuro.