¿Por qué algunas personas se aferran a las experiencias negativas con las que se han encontrado a pesar de cuánto tiempo pudo haber ocurrido?

Cuando se trata del pasado, a lo que nos aferramos es una cuestión de cuán grande es el impacto que nuestras experiencias tienen en el futuro que tenemos por delante. Por un lado, pueden ser incentivos para mejorar como individuos, y por otro lado, un punto de referencia para recordarnos hasta dónde hemos llegado.

Para algunos, las tragedias no son siempre en blanco y negro; solo los recuerdos se desvanecen y detallan nada más que cómo nos sentimos. En cierto sentido, perdemos sentido, pero eso no significa que tengamos que perder la esperanza.

Como suele ser el caso, quienes somos se deriva de quienes alguna vez fuimos, rotos o completos. Para seguir adelante, el primer paso es entender, y el siguiente es usar lo que sabemos para crear una vida mejor para nosotros y para quienes nos rodean.

No todas las experiencias nos dan una razón para vivir, pero al final del día olvidar es solo la mitad de la batalla.