La arrogancia no es necesariamente un rasgo cultural. Más típicamente, es la actitud de un individuo. Y, a veces, etiquetar a alguien como “arrogante” es el resultado de un malentendido cultural.
En mi experiencia, las personas pueden parecer arrogantes porque realmente piensan que son mejores que los demás, o porque se sienten en desventaja social o profesional, y están tratando de compensarlas con una imagen de confianza en sí mismas. Algunas personas se muestran arrogantes cuando intentan afirmarse. Algunos se comportan de manera arrogante en situaciones de conflicto, porque han descubierto que actuar de esa manera es más probable que les proporcione lo que quieren. Y algunos que parecen arrogantes están cansados, estresados o de mal humor.
De la misma manera, las personas a menudo perciben a alguien como arrogante cuando esa persona es tranquila y posee autoestima. O cuando él o ella se destaca de una manera que es intimidante, por ejemplo, un jefe o compañero de clase altamente logrado.
Hablando como un estadounidense, creo que a veces podemos parecer arrogantes sin querer hacerlo. Un rasgo muy estadounidense (del que no estoy particularmente orgulloso) es nuestra tendencia a suponer que el cliente siempre es el rey. No todas las culturas lo ven de esa manera, y a veces podemos meternos en problemas cuando visitamos otros países, suponiendo que, si tenemos dinero para gastar, los vendedores deberían tratarnos como a la realeza. Por otro lado, los estadounidenses suelen ser más abiertos e informales que otras culturas, por lo que esas otras culturas pueden parecer frías (léase: arrogantes) para nosotros, cuando en realidad tienden a ser más reservadas que nosotros.
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La conclusión, supongo, es “Sí y no, pero realmente depende de la percepción”. 😉