Si bien la curiosidad general es algo bueno, la respuesta a la posibilidad de ser demasiado curioso para su propio bien es un sí afirmativo.
Ser curioso hasta el punto de continuar investigando alternativas o perseguir un conocimiento curioso pero sin importancia y nunca tomar acción es perjudicial para la mayoría de las actividades. Ver parálisis por análisis. En algún momento, “lo suficientemente bueno” debe ser suficiente.