Un típico malayalee recoge su tarjeta de embarque y comienza a caminar hacia la aeronave. Independientemente del género, normalmente sonríen a la azafata que los recibe. Debido a la inteligencia extra ordinaria que posee el malayalee, él o ella puede encontrar el asiento rápidamente y colocarse en el asiento. Por lo general, esperan hasta que el avión comience a moverse para abrocharse el cinturón de seguridad.
Aquí viene la parte divertida. Casi siempre piden un vaso de agua a las azafatas inmediatamente después de que se apaguen las señales del cinturón de seguridad. La razón detrás de este comportamiento peculiar está siendo estudiada por un equipo de psicólogos de la universidad de Kerala.