No desde que era un niño. Imaginarlo y esperar con ansias era mucho más agradable que hacerlo, lo cual no era agradable en absoluto. Tan pronto como estuvo en el extremo receptor de mi “justicia”, se convirtió en mi víctima y la razón dejó de tener sentido. ¿Valió la pena? ¿No porque? Porque el remordimiento. Quería recuperar mi autoestima disculpándome y no lo hice, entonces tuve que sentirme mal por eso. Si hubiera tomado represalias, lo habría entendido. Pero nunca lo hizo, tal vez porque sentía lo mismo que yo. Si no hubiera tomado represalias, solo él habría tenido razones para sentirse mal. De esta manera, ambos lo hicimos. Yo era igual que él, sin nada que nos hiciera a ninguno de los dos mejor que el otro.
Mucha gente dice que si no tomas represalias contra un mal hecho por ti, te demuestras que no tienes agallas y que siempre serás aprovechado y victimizado. No es verdad Se muestra a sí mismo como más fuerte y, además, aún tiene recursos: negociación con terceros presentes, si puede llevarlo a la mesa. Si se niega, lo has expuesto como un cobarde y en el mal sin mover un dedo. Si está de acuerdo, tienes una discusión que tiene muchas posibilidades de terminar con una disculpa y un apretón de manos.