Si podemos definir “débiles” como “dependientes”, incapaces o no de estar solos y actuar responsablemente en nombre propio, entonces la falta de confianza en sí mismo y el sentido de autoestima pueden ser factores contribuyentes.
La mayoría de las personas son conscientes de su comportamiento, pero no de las formas en que pueden cambiar. Algunos no pueden predecir los resultados con éxito, por lo que siempre son ciegos cuando su mundo se estrella a su alrededor. Lo más difícil de hacer para los demás a su alrededor es dejarlos fallar y luego ayudarlos a recoger las piezas de una manera nueva y más significativa. Convertir el desastre en una experiencia de aprendizaje será más útil para ellos que todas las conferencias y advertencias de antemano y toda la ayuda que les permita evitar la colisión con la realidad.
El fracaso es la base para el aprendizaje. Y es después del hecho de que la persona en esta situación podrá mirar hacia atrás (con orientación) y encontrar dónde se equivocó. Si están interesados en cambiar su futuro, usarán eso como una base para no tomar las mismas o similares elecciones en el futuro. Pero no todos tienen esa voluntad ni esa habilidad. La mayoría de las personas no eligen ser débiles y participar en comportamientos que garantizan el fracaso. Los obtienen en virtud de sus experiencias y de cómo su cerebro procesa la información para su uso futuro.
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