Mi esposa (un fisioterapeuta), nuestras hijas adultas y yo estábamos en un crucero.
De vez en cuando, durante ese crucero, vimos a una mujer que se llamó la atención por su apariencia y su vestimenta: cuando caminaba, cenaba con un hombre y en la pista de baile.
Fue en esa última ubicación que mi esposa dijo, basándose en su movimiento: “Ella es un hombre”.
No pude ver una manzana de Adán. Nuestras hijas y yo pensábamos que mi esposa estaba loca.
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Más tarde esa noche, estábamos parados en el vestíbulo, hablando con otras personas cuando vimos a la mujer caminando hacia los baños. Se dirigió hacia la puerta de los hombres. Dije “Disculpe, puerta equivocada”. Con un poco de vergüenza aparente, rápidamente se redirigió a la otra puerta.
Nuestras hijas y yo miramos, con asombro y con las proverbiales mandíbulas caídas, a mi esposa, reconociendo que ella tenía razón.
Cosas fascinantes:
- Los hombres y las mujeres se mueven de manera diferente.
- Esa diferencia es difícil de ocultar.
- (Al menos algunas) las personas que se especializan en el movimiento reconocen la diferencia intuitivamente.