La realización generalizada en años bastante recientes de que este planeta no es un terreno de juego provisto infinitamente para el consumo bruto comprende la “culminación”, si se quiere, de todo lo que ha sucedido anteriormente en términos del uso y mal uso de los recursos por parte del hombre.
Ningún hombre pensante puede volver a cortar un bosque entero, matar hasta la extinción de un animal o vaciar los desechos de la fábrica en un río sin darse cuenta de un nudo frío en la boca del estómago que sugiere que puede haber matado a sus propios nietos.