Las actitudes pueden definirse como sentimientos afectivos de gusto o disgusto hacia un objeto (que puede ser básicamente cualquier cosa) que influye en el comportamiento. Como describe Don Forsyth en su libro de texto (Nuestro mundo social), una actitud no es un sentimiento, una cognición o una forma de comportamiento; en cambio, las actitudes combinan los tres componentes en un “sistema integrado de afecto-cognición-comportamiento”. Lo que todo esto significa es que las actitudes están formadas por tres componentes que se influyen mutuamente. Si un componente cambia, entonces influye en toda la estructura de la actitud.
Efectos:
Las actitudes pueden afectar positiva o negativamente el comportamiento de una persona. Es posible que una persona no siempre sea consciente de su actitud o del efecto que está teniendo en el comportamiento. Una persona que tiene actitudes positivas hacia el trabajo y los compañeros de trabajo (como la satisfacción, la amistad, etc.) puede influir positivamente en quienes los rodean. Estas actitudes positivas generalmente se manifiestan en el comportamiento de una persona; las personas con una buena actitud son activas y productivas y hacen lo que pueden para mejorar el estado de ánimo de quienes las rodean.
De la misma manera, una persona que muestra actitudes negativas (como descontento, aburrimiento, etc.) se comportará en consecuencia. Las personas con este tipo de actitudes hacia el trabajo también pueden afectar a quienes les rodean y comportarse de una manera que reduce la eficiencia y la eficacia.
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