Enfocarse y solo creer en lo positivo y tratar de hacer solo cosas buenas, negando y desaprobando su aspecto negativo y su naturaleza, termina poniendo el equilibrio al revés.
Hay lo bueno y lo malo en todo y nada es completamente positivo ni totalmente negativo sino una mezcla de ambos. Este hecho no a todos les gusta que el individuo siga huyendo de la negatividad y cuando se vuelve abrumador, se sale de control y se hace visible externamente.
Así que las personas nunca están desprovistas de negatividad ni están llenas de positividad. No saben que la realidad es inquietante y nadie quiere ser negativo y todos quieren que les vaya bien. Lamentablemente, esta ilusión se rompe tarde o temprano y lo que se encuentran en un territorio hostil con la negatividad reflejada en ellos.
El intrincado equilibrio existe entre lo positivo y lo negativo, y aquellos que se dan cuenta de ello y no suprimen ningún aspecto, sino que los abrazan por igual, y ambos se aceptan a sí mismos por completo y se dan cuenta de su verdadero valor como un ser vivo.