La investigación muestra que si pones una mentira repetidamente, es probable que la gente lo acepte.
También es importante usar las emociones: puedes hacer que las personas dejen de pensar profundamente si puedes generar emoción en ellas. Por ejemplo, todos tenemos un sentido natural de lo que es justo. Si puede dar la impresión de que la causa de una injusticia es un grupo particular de personas o una ideología particular, puede crear una oposición a pesar de que su afirmación no sea cierta (los alemanes en los años 20 y 30 habían sufrido tanto, por lo que no fue difícil señalar a la gente judía como la causa y obtener un fuerte apoyo para tal afirmación).
Además, las personas pueden aceptar pequeños cambios en su forma de pensar con bastante facilidad, por lo que usar nombres puede ser un paso hacia la deshumanización. Llamar a las personas ‘ratas’ es una forma efectiva de hacer esto. Al principio se tomará como un mero insulto, pero con el tiempo, si la palabra se usa con la frecuencia suficiente, solo se trata de los pasos mentales más pequeños para imaginar a estas personas como ratas literales. En más de una ocasión, el siguiente pequeño paso fue decir que “las ratas deben ser destruidas, son una amenaza para nosotros”. Y el siguiente paso, por supuesto, es el genocidio.
Nuestras mentes pueden ser manipuladas de varias maneras, estos son solo algunos ejemplos.
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