En lugar de darte una lección de ciencia moral, te sugeriría algo práctico. Para esto, permítanme dividir la idea de dar ayuda en dos circunstancias:
- Cuando ayudas a alguien que probablemente no pueda devolverte tu favor
¿Sientes felicidad en tu corazón?
Si tu respuesta es sí, sigue adelante y ayuda al que lo necesita y disfruta de la dicha, que en sí misma es la recompensa.
Si tu respuesta es no y lo haces para que alguien te haga clic o para subir tus selfies y mostrarle al mundo lo amable que eres, sigue adelante y ayuda a los necesitados.
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Si puede ayudar a esa persona sin lastimarse o sentirse mal, en su negación, es decir, cero expectativas (lo que creo que es un ideal o un concepto teórico), adelante, hágalo.
Pero, si la persona saltea o evita hábilmente todas las oportunidades y te deja en la miseria, por más que hayas estado a su lado en todas las ocasiones posibles, no creo que esa gente deba entretenerse.
Estas son personas egocéntricas y demasiado inteligentes que siempre están listas para aprovecharse de los demás. Cuando llegue el momento, tendrán todas las excusas posibles en el mundo. Es mejor evitar a esas personas.
De nada sirve lastimarse y sentarse con un sentimiento de traición y pérdida de confianza.
Todo el equilibrio de cualquier sistema depende del proceso de dar y recibir. No puedes estar en el extremo receptor todas las veces. Para mantener el equilibrio, dar es igual de importante que recibir.
No perturbe el equilibrio estando siempre a ambos lados.