Posiblemente.
Se sabe que el aislamiento total, por ejemplo, que enfrentan los presos en una celda solitaria, resulta en un trauma psicológico y, a menudo, en una enfermedad mental.
Si estás en un faro o algo así, consigue hablar con un gato, una figura de acción o un osito de peluche. Eso va un largo camino para preservar su cordura. Además, traer audiolibros o podcasts puede ayudar.
Si ninguno de ellos es posible o deseable, debe buscar asesoramiento profesional, porque el suyo es un trabajo exigente y de alto riesgo. El aislamiento no es una broma.