¿Por qué tendemos a ofrecer el asiento del conductor de nuestra mente al ego?

La respuesta está en la pregunta misma.

Piense en el ego como un software pre-descargado, cortesía de la evolución.

Como está pre-descargado, hay dos cosas que aceptar al respecto:

  1. Existe por una razón, no lo odies.
  2. Su propósito es ser el conductor.

El ego es como un padrino que se ha convertido en el mejor amigo, pero a quien debes llamar cuando estás en problemas.

El ego surge cuando el concepto de quiénes somos es desafiado por alguien que tiene el potencial de arruinar nuestra reputación o revelarnos nuestras faltas.

El ego nos protege. Pero el costo de la protección es el sabor venenoso que deja atrás, y nos recuerda que debemos entrenarnos para liberarlo.

Ego toma el asiento del conductor cuando queremos.

Ego toma el asiento del conductor porque no sabemos mejor reaccionar a la situación que su intuición pre-descargada.

El ego es la salida del hombre perezoso, así que toma el asiento del conductor cuando nos volvemos perezosos.

Tenemos que aprender a respetar el trabajo que el ego hace por nosotros. Siempre deseamos que lo liberemos, que no lo usemos cuando no somos lo suficientemente fuertes.

Tenemos que dejar de confiar en él y conducir nuestro propio coche.