Desde mi experiencia, los niños inteligentes son los que han aprendido a pensar por sí mismos en lugar de que se les diga qué pensar y creer. Sus mentes se estimulan a una edad temprana y desarrollan confianza en lo que creen y saben.
Sus padres los desafían a pensar por su cuenta. Luego aprenden a través de sus preguntas y experimentan sus propias verdades sobre el mundo.