¿Siempre? Por supuesto. Es un mundo grande, hay mucha gente en él y la gente cambia.
Sin embargo, si entras en una relación esperando que la otra persona cambie la forma en que lo deseas, estás pidiendo –no, rogando– un mundo de dolor. Si no estás de acuerdo con la otra persona como lo está ahora, no empieces una relación con él.