Estoy adivinando el rasgo de la personalidad.
Recuerdo que intenté aconsejar a mis padres a partir de los 7 años, jajaja.
Recuerdo haber sido buscado en el patio de recreo, por este tipo de consejos, comenzando aproximadamente a la misma edad, quizás 8.
En la universidad, me encontré varias veces, en las oficinas de los administradores (decanos, vp’s) con ellos derramando sus corazones hacia mí.
No es de extrañar que entré en un campo donde la gente me pide un consejo con regularidad y me paga por mis opiniones.
Como no pude pensar en ninguna manera de escribir esto sin sonar como un imbécil, decidí mantenerlo en el anonimato. Pero en serio, todo lo que pasó.