En pocas palabras, el cuestionamiento pone a uno en una posición de poder.
Este es el por qué.
El interlocutor está haciendo afirmaciones de que ambos están calificados y tienen derecho a preguntarle a usted, y además, a juzgar su respuesta.
Muy posiblemente, la realidad es que no están calificados ni tienen derecho a cuestionarlo, ni a juzgar su respuesta, pero la cortesía y la convención nos dejan con un poco de dilema aquí.
- ¿Las personas inteligentes tienen más dificultades para relajar sus mentes?
- ¿Cómo puede uno introvertirse mezclarse con la gente fácilmente?
- ¿Es malo que odie darle oraciones a mi novio? Me atragantó y me tapó la nariz para obligarme a abrir la boca para hacerlo y lo odio. Él constantemente me hace sentir mal por no gustarle.
- Hago cosas que otros ven como nobles, pero me veo a mí mismo como una mala persona; ¿Por qué es esto?
- ¿Por qué todavía llamamos a los virreyes y gobernadores generales británicos como “señor X”? Por lo que sabemos, lo único que hicieron fue explotarnos y saquearnos.
No se considera una “respuesta válida” para que uno rechace una pregunta debido a lo anterior.
Cuando eliges responder, das credibilidad a sus afirmaciones. Eso los pone en una posición de poder sobre ti.
Cuanto más puedan interrogarte con éxito, más poder tendrán sobre ti.