No hay necesidad de inclinar un instalador de cable para una visita rutinaria a domicilio. Las gratificaciones son desconocidas en esta línea de trabajo, a menos que el instalador se desvíe de su camino para realizar un servicio inconveniente, oneroso y más allá del deber. Por ejemplo, si su ingreso de cables (dentro de la casa) se parece a un nido de serpientes que hierven y su instalador lo pone en orden, ¿hace que todo esté como una rejilla y cohesionado? Ese instalador merece una propina.
¿Se supone que debo inclinar un instalador de cable?
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