Hacer promesas y ser honesto son dos cosas muy diferentes.
Algunas personas tienen poca capacidad para recordar. Quizás viven la vida a su antojo todos los días, sin tener en cuenta los planes acordados hace eones (o incluso días).
Otros tienen poca capacidad para comprometerse, evitan todo lo que implica una solicitud rígida o un calendario. Una promesa es un tipo de compromiso, que podrían ver como celebrado contra ellos.
Quizás son demasiado hablados y no están de acuerdo con los términos de la promesa, pero tienen demasiado miedo de objetar. En lugar de reconocer la solicitud de una promesa, simplemente la desestiman.
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Tal vez la persona sepa que no puede cumplir la promesa, en lugar de estar de acuerdo y luego fallar, o admitir que carecen de voluntad o resistencia para defenderla, deciden descartarla.
Son razones válidas para no querer hacer una promesa, pero realmente tendrá que hablar con esa persona para saber por qué elige no hacer una promesa específica para o con usted.
Si no pueden tener una conversación abierta y honesta, entonces las promesas no son el problema, confíe en el verdadero problema.